En el artículo pasado escribí acerca del tema del proceso de duelo. Generalmente se cree que una persona atraviesa el proceso de duelo solamente por la muerte de un ser querido, pero no es así.
Una persona puede sentir todas las manifestaciones del duelo por otro tipo de pérdidas. Estas últimas pueden dividirse en eventos internos o externos.
Las pérdidas internas tienen que ver con los cambios que una persona va experimentando a lo largo de su vida. Simplemente el paso de una etapa a otra, en el ciclo vital, requiere del cierre adecuado de la etapa anterior. No se puede transitar a otro rumbo exitosamente, si no se ha cerrado de manera adecuada el ciclo anterior. El ejemplo más representativo es el cambio de un nivel escolar a otro; se requiere haber aprobado todas las materias del curso o ciclo anterior para ser apto para iniciar el nuevo. Es imposible inscribirse en la universidad si no se ha cursado la educación preparatoria y se han aprobado todas las materias.
Otro ejemplo lo representa comenzar un nuevo matrimonio, que demanda haber concluido la relación anterior de la mejor manera, habiendo aprendido y sin deudas de ningún tipo, especialmente las emocionales. De no ser así, el nuevo compromiso podrá atravesar por dificultades serias que pudieran comprometer la estabilidad y funcionalidad de la nueva relación.

Un caso más es la pérdida de un trabajo, que puede conllevar desesperación, ansiedad o depresión. Una situación cercana es la jubilación, cuando la persona finaliza su etapa productiva profesional y necesita alistarse para vivir un estilo de vida completamente diferente, para la cual es necesario haberse preparado emocionalmente, ya que podría atravesar periodos de depresión, producto de sensaciones de minusvalía.
Los cambios externos tienen que ver con situaciones ajenas a su crecimiento, como sería el cambio de domicilio, es decir, la migración. O bien, la pérdida, por la razón que sea, de un bien material.
En el caso de la migración, la persona deja sus vínculos familiares y de amistad, los cuales implican una red de apoyo que antes se había construido, lo cual puede ser doloroso. También va a implicar que el migrante ponga en juego todas sus habilidades sociales para rehacer esas redes de apoyo construyéndolas en el nuevo entorno, lo cual puede no ser tan fácil para muchas personas.
Todos los ejemplos anteriores implican el cierre de ciclos, lo que se tiene que realizar a partir de recursos emocionales.
Por ejemplo, en las escuelas los eventos de terminación de clases son muy importantes y deben ser compartidos con la familia. Lo mismo sucede con el matrimonio, o la iniciación a ciertas etapas, como los de 15 años en las chicas.
Todos estos eventos se acompañan de rituales sociales en los que es importante la participación de personas cercanas, lo cual hace más llevadera la situación y por supuesto el inicio en la nueva etapa vital.
Entonces, si tenemos rituales para el inicio de ciclos, también los rituales pueden ayudarnos en el cierre de los mismos.
Comparto algunos rituales que pueden ser útiles para el lector en su cierre de ciclos:
• Escribir una carta a la persona o etapa anterior.
• Plantar un árbol como símbolo de la nueva etapa.
• Realizar un cuaderno de recuerdos con fotos relacionadas con la etapa que se desea dejar atrás.
• Dibujar las emociones sentidas en el proceso.
• Agradecer a la etapa que se deja atrás.
Espero que les sean útiles y encuentren un ritual que sea de su agrado o preferencia.
Psicoterapeuta cognitivo-conductual
psicologiaclinicaintegral@gmail.com
Tel. 246 45 803 93
Psic. Cristina Figueroa Quirino
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