Color para 2023

Es un hecho que los colores están pre­sentes en nuestras actividades de la vida diaria: gracias a ellos podemos avanzar con el auto, detener nuestra marcha en una esquina, saber si los alimentos son comestibles por su estado de maduración, e identificar cuáles cables transmiten datos y energía en nuestro hogar.

Los colores son efecto del maravilloso sen­tido de la vista, cuya magia inicia en nuestros ojos y luego, a través del nervio óptico, llegan a nuestro cerebro, donde se transforman en datos e información valiosa.

Hoy hablaremos sobre la psicología del color, es decir, sobre el efecto e influencia que tienen los colores en nuestras emociones y conducta; repasaremos su aplicación más extendida a nivel global a través de las ventas y campañas publicitarias; y les comentaremos cuáles son las emociones y símbolos universales con que se asocia cada color.

Conos y colores

Primero, dejemos en claro que, de acuerdo con los estudios en óptica, en la retina se ubican las células sensibles al color, llamadas conos. Estas células pueden identificar unas 100 gradaciones distintas de azul, rojo y verde; de hecho, el cerebro es capaz de armonizar estas variaciones de manera exponencial, dando como resultado la capacidad de distinguir un aproximado de un millón de combinaciones posibles de colores. Caso particular es nuestra capacidad de ver en la obscuridad, donde todo lo vemos en blanco y negro. Esto se debe a que los fotorreceptores de la retina necesitan cierta cantidad de luz para activarse, por lo que de noche dejan de funcionar. La visión nocturna depende de los bastones, que producen imágenes en blanco y negro, y permiten la recepción de una amplia gama de grises.

Una vez que resumimos el sistema de la visión y la codificación de los colores, pasemos a abundar sobre la influencia de los colores en nuestras emociones y conducta.

Influencia de los colores

La psicología del color estudia el efecto de los colores sobre la conducta humana; siendo incluida como parte de la psicología, se con­sidera como una disciplina poco madura. Pero en otros ámbitos como el diseño, la moda, la publicidad o la arquitectura, su estudio y aplicación es muy frecuente.

La historia de los colores empieza con Aris­tóteles y su descubrimiento de lo que llamó “colores básicos”. Estos colores tienen relación con el agua, el cielo, la tierra y el fuego. Siglos más tarde, Leonardo da Vinci, basándose en la definición de Aristóteles, los clasificó en amarillo, azul, verde y rojo, y agregó otros dos: el blanco, como receptor de todos los colores, y el negro, representando la ausencia de estos.

Ya en el siglo XVII, Isaac Newton demostró que la luz blanca se forma por una banda de colores, que se puede separar por medio de un prisma. Fue así como echó abajo la teoría que hasta entonces sostenía que el prisma era el que producía los colores.

Años después, Wolfgang Goethe, poeta y científico alemán, inició lo que ahora conocemos como psicología del color. En su tratado Teoría del color rechazaba la perspectiva de Newton, quien afirmaba que el color era algo estrictamente físico; en contraste, Goethe indica que lo que vemos de un objeto está condicionado por nuestra propia percepción y no únicamente por las características físicas de este.

En tiempos modernos, el estudio sobre la teoría de los colores mejor valorado es el de la socióloga y psi­cóloga alemana Eva Heller, quien desarrolla la relación entre los colores y los sentimientos o sensaciones que transmiten. Dichas relaciones, lejos de ser casuales, son inherentes a nuestra condición de lenguaje y pensamiento propio.

Envueltos en la realidad del mundo donde lo más importantes después de la producción de mercancías es el consumo de las mismas, tenemos que los equipos de marketing y ventas de las grandes empresas globales hacen uso constante de la teoría del color.

Es así como el color es funda­mental en el aspecto general de un producto, así como en el reconoci­miento de una marca en específico. Diferentes estudios indican que la valoración inicial de un producto se da en los primeros 90 segundos de interacción con el consumidor, y que entre el 62% y el 90% de esa valoración se basa en el aspecto del objeto. Dato interesante, porque es justo en el proceso de compra de un artículo cuando se combinan las emociones del consumidor y la valoración general que hace del objeto al adquirir, llevándolo a una inevitable conducta para la compra.

Para el caso del logo de una marca, su color define la personalidad de esta y, en último grado, la perso­nalidad de la marca incide sobre la intención de compra.

La importancia de la psicología del color en la publicidad y los di­ferentes estudios que avalan cierta relación entre el color y el proceso de venta, es parcial, y sería un error hacer generalizaciones y leyes univer­sales que expliquen la conducta de compra de los consumidores finales de productos; esto, debido a que el mismo color puede tener efectos diferentes en personas distintas, según su sexo, edad o cultura. Por lo tanto, aquí expondremos solo algunas de las hipótesis sobre la relación que hay entre ciertos colores y las emociones que pueden llegar a generar en las personas.

Colores universales

Así, el color amarillo se asocia con el optimismo, la felicidad, el intelecto y la energía. El rojo va ligado a la fuerza, el peligro y el amor. El azul simboliza la lealtad, la sabiduría, la confianza y la verdad. El naranja combina las sensaciones del rojo y el amarillo evocando felicidad, creatividad, éxito, fascinación o entusiasmo. Por su parte, el color verde se relaciona con el crecimiento, la armonía, la frescura y la fertilidad. El violeta comunica poder, nobleza, lujo, creatividad e independencia. El blanco se asocia con la luz y, por extensión, con el bien, la pureza y la inocencia. Finalmente, el color negro está ligado a la muerte, el mal o el misterio, pero también a la elegancia y el poder.

Cerramos invitándoles a es­tablecer un ejercicio de reflexión acerca de los colores que eligen o les llama la atención al momento de comprar algunos artículos, con los que decoran sus espacios de trabajo y hábitat y, claro, con las emociones que les desencadena un cierto tipo de tonalidad. Es común asociar ciertos colores con situaciones desagradables, y otros con momentos de alegría y bienestar. El fin último del color es hacer más agradable nuestra inte­racción con quien y con lo que nos rodea. ¿Cuál será su color favorito para este 2023?

Ariadna Serrano Juárez

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