Publicada Octubre 2008 Edición 11
El Ballet Folklórico de Tlaxcala podría considerarse como el decano de la danza tradicional del estado. A 15 años de haberse fundado, se ha consolidado como una agrupación comprometida con el rescate de los bailes que se practican desde hace décadas en las diferentes comunidades tlaxcaltecas.
Fundado por Gregorio Corona Pérez, el Ballet emprendió un amplio programa de actividades para festejar sus tres lustros de vida. Así, organizó exposiciones pictóricas, que incluyó trabajos de Hilario Monzón y del pintor cubano Carlos Reyes, pero también desplegó un amplio poder de convocatoria para reunir a los distintos grupos de la entidad, con el fin de ofrecer un espectáculo público en el Zócalo de la ciudad de Tlaxcala.

A esto sumó la participación de un par de grupos provenientes de los estados de San Luis Potosí y Nuevo León, que ofrecieron sendas presentaciones en el Teatro Xicohténcatl. El cerrojazo se dio el domingo 31 de agosto, con una magna coreografía en el Centro de Convenciones, donde lo mismo participaron la sección infantil del ballet, que diversos grupos invitados. La fiesta fue a lo grande, porque no todos los días se cumplen 15 años de actividades ininterrumpidas.
Pero para el propio Gregorio Corona hay cuestiones indiscutibles. Y una de ellas es que la semilla que dio origen al Ballet fue el trabajo de investigación desarrollado por Isaura Ramos, a quien cariñosamente llamaban Chahuita, allá por los albores de la década de los sesenta. “Fue en 1962 cuando Chahuita inició una serie de trabajos de rescate y de difusión. Ella fue la primera investigadora del folclore de Tlaxcala”, confiesa el director de la agrupación.
En plan de rememoración, apunta que el grupo dio un primer paso en 1985, cuando el entonces fundador de los cursos de verano de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, el profesor Rafael Vega España, presentó a Gregorio Corona con la investigadora. Ese fue el inicio de una productiva amistad, que acabaría por culminar con la creación del Ballet Folklórico de Tlaxcala, en 1993. Corona acabaría por convertirse en informante de Isaura Ramos, orientándola sobre los bailes de la región.
La deuda de gratitud, expresa el bailarín, nunca acabará de pagarla: “A mí me pasó todos sus conocimientos para que pudiera transmitirlos. Primero fue en la Universidad, y más adelante en otras partes del país y del mundo.

Me enseñó el amor hacia Tlaxcala por medio de la danza y que se debe transmitir con una mezcla de alegría y de coraje”, expresa enfático.
A finales de la década de los ochenta, Corona se hizo cargo del programa televisivo Tercera llamada, que se transmitió por la frecuencia gubernamental manejada por la Coordinación de Radio, Cine y Televisión de Tlaxcala (Coracyt). El espacio se convirtió en un medio de difusión de las danzas y bailes de la entidad. El siguiente paso fue la creación del grupo, que de inmediato se colocó como una de las entidades más importantes en su género.
Y es que la carrera seguida por el ballet ha sido meteórica, al sucederse distintas giras por el interior de la República. Muy pronto llegaron las giras al extranjero, con visitas a países centroamericanos, y una muy particular y recordada a la isla de Cuba.

Sin embargo, su momento culminante se dio en el verano de 2002. Del 25 al 29 de junio, participaron representando a México en el festival organizado por el Consejo
Internacional de Organizaciones de Festivales de Folclore y Artes Tradicionales (CIOFF), que en aquella oportunidad se celebró en Eslovenia, una de las repúblicas que vieron la luz tras la desintegración de la ex Yugoslavia.
“Fue un momento muy satisfactorio. Los grupos de los demás países no se iban a dejar ganar tan fácil”, rememora Corona, quien egresó en 1989 del Instituto Regional de Bellas Artes, con el título de instructor de danza. De aquella competición, recuerda la pasión y la entrega de los integrantes del Ballet, y la tenacidad y coraje que pusieron los grupos europeos.
Pero a la postre acabó por imponerse el colorido y la plasticidad de los bailes ejecutados por los mexicanos. Y para reforzar sus palabras, muestra con orgullo el reconocimiento que le otorgaron y una serie de fotografías tomadas en el acto. Un tanto anotado para este hombre dedicado por completo a la danza tradicional, que incluso llega a diseñar los vestuarios y hasta ponerle un toque personal a los arreglos musicales que acompañan a los bailarines, amén de crear todas las coreografías. “A veces hasta he pintado las escenografías”, confiesa sin ocultar su orgullo.
A pesar de estos triunfos que se ha anotado en el extranjero, argumenta que aún no hay un reconocimiento pleno al trabajo que han desempeñado. “Falta mucho apoyo por parte de las autoridades”, lamenta. Y es que a su modo de ver falta una mayor coordinación, pero sobre todo dotar de recursos y de apoyos no sólo al ballet que encabeza, sino también al resto de grupos de la entidad. Porque para este artista del compás, en la representación del folclore debe predominar “la calidad del espectáculo, en el sentido de que la gente pueda apreciar las tradiciones y costumbres de los pueblos que representamos a través del baile”, remata. Y para dar continuidad a este proyecto, ha echado a andar una nueva idea, consistente en crear un grupo infantil, que se convierta en una suerte de semillero para el Ballet, pero sobre todo que sirva para darle continuidad a una propuesta que quiere seguir bailando.

Los festejos incluyeron la participación del grupo regiomontano Riquezas mexicanas, a cargo de Francisco Verásteguin Galván, quienes ofrecieron bailes como polkas (“Evangelina”, “Lucero”, “La Polaca” y “La cápsula”), huapangos (“De Marín a Zuazua”, “Pávido Návido”, “Como me las pongan brinco” y “El Mezquitón), así como chotises (“La Chole” y el emblemático “Cerro de La Silla”). Xaman-Ek, de San Luis Potosí y a cargo del coreógrafo Raúl Saucedo Nieto, organizó un auténtico paseo por la geografía dancística del país, al incluir piezas de Baja California (“María Azucena”, ”El pájaro carpintero”); Tamaulipas (“Huastequita”, “Chaparreras”, “Caporal”); San Luis Potosì (“La Azucena”, “El Aguanieve”, “El Perdiguero”); Jalisco (“Alazanas”, “Son de la Negra”, “Jarabe Tapado”); y Veracruz (“La bamba”, “Zapateado”, “Cascabel”.
El Ballet Folklórico de Tlaxcala presentó bailes emblemáticos de la entidad, como el Xochipitzahua, el Jarabe Tlaxcalteco, la Danza de los Cuchillos, de Toluca de Guadalupe, y las infaltables cuadrillas de huehues, como las de Tizatlán, Periodismo Social 24 Papalotla y Contla.
Yassir Zárate Méndez
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Foto: Archivo Revista Momento
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