El ser humano necesita de múltiples cuidados durante su etapa infantil. No solamente de la alimentación, del abrigo y de que su salud sea vista y atendida, sino que depende totalmente de sus cuidadores para sobrevivir. Y para sobrevivir, necesita apegarse a las personas mas cercanas, es decir, mamá o papá, o ambos.
Este acercamiento lo denominó el psicólogo John Bowlby como “apego”, y lo definió como una “conexión psicológica duradera”, que se da de forma natural en los seres humanos. En su postulado recalca que nuestros antepasados pudieron sobrevivir gracias a estas conexiones emocionales entre ellos y que les permitieron apoyarse mutuamente.
Bowlby menciona que para que un niño no experimente miedo, requiere tener confianza en que su cuidador siempre estará para él, de manera cercana y confiable, de tal manera que le sea posible salir y explorar el mundo poco a poco, hasta que llegada la adolescencia puedan establecerse en su personalidad las bases de la confianza básica.

Sin embargo, los padres o cuidadores no siempre se convierten en una fuente de seguridad para el niño, es decir, no siempre están disponibles para fomentar un apego seguro.
Cuando el niño no sabe si sus necesidades serán satisfechas, ya que el cuidador es inconsistente en sus cuidados, el tipo de apego que se desarrollará en él se denomina apego ansioso, y en la edad adulta se caracterizará por inseguridad en sus relaciones interpersonales y miedo al abandono.
Cuando los padres son muy distantes, el niño aprende a satisfacerse a sí mismo y se aleja de sus cuidadores, lo cual puede ser confundido con mucha seguridad y madurez en el infante. Este tipo de apego se llama evitativo y en la edad adulta se caracteriza por rechazar la intimidad en las relaciones.
El último estilo de apego disfuncional se denomina desorganizado, y es el que ejercen los cuidadores cuando son fuente de violencia o de adicciones, como el alcoholismo. Aquí el niño percibe que su cuidador es al mismo tiempo quien lo provee y quien lo maltrata. En la edad adulta desarrollará temas importantes como depresión, ansiedad u otros trastornos de personalidad.
Si usted, como adulto, vivió cualquiera de los estilos de apego disfuncionales, es importante que acuda a una terapia psicológica, en donde el principal trabajo es llegar a experimentar la confianza en la vida, encontrando en su interior el apego seguro que le fue negado en la infancia. O si usted es padre o madre de niñ@s o adolescentes, procure ser una fuente de seguridad y confianza en sus hij@s, a través de ejercer un apego seguro.
Psic. Cristina Figueroa Quirino
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