Nombre: Heriberta Díaz Rodríguez
Estudios: licenciada en trabajo social por la UAT
Estado civil: separada
Edad: 36 años
Familia: dos hijos.

Desde su adolescencia se ha desempeñó en diversos trabajos de la función pública entre los que destacan la coordinación del programa de Atención a la Violencia contra las Mujeres del INDESOL del Instituto Estatal de la Mujer.
Heriberta Díaz Rodríguez es originaria del municipio de Hueyotilpan y se considera una activista social en pro de las mujeres. Asegura que las mujeres han sostenido una batalla permanente para que se reconozcan sus derechos políticos. “Me siento afortunada de ser mujer y que las mujeres del pasado hayan creado condiciones para que hoy puede expresar lo que soy y lo que pienso”.
¿Cuándo era niña, qué soñaba ser de grande?
De niña siempre jugaba con mi herma no, me gustaba parte de la construcción, dibujar. Soñaba con poder administrar o ser arquitecta. Me gustaba desde esa época el tema de la política, porque mi papá militaba en el Partido Revolucionario Institucional, porque hacía campaña para muchos candidatos y también desde pequeña soñaba con estar dentro de ese mundo. Estudié la preparatoria en un Centro de Bachillerato Tecnológico Agropecuario (CBTA), ahí tomé la especialidad de informática, pensando en estudiar diseño gráfico, pero en el camino se atravesó trabajo social. Esta profesión me cambió la vida, porque hay una reflexión de cómo somos educados y lo que podemos llegar a ser. Trabajo social es la principal herramienta de lo que yo quería ser.
¿Es difícil ser mujer?

Considero que hay muchas complicaciones que nos pone la sociedad. No podría decir que es difícil ser mujer, porque también es difícil ser hombre. Nuestra cultura nos ha puesto algunas trabas y topes a las mujeres. Hoy en día las mujeres somos privilegiadas, hoy las mujeres hemos sabido aprovechar las oportunidades que se nos han creado. Para eso estamos los seres humanos mujer- hombre, yo no creo ser menos, no creo que sea difícil. Como mujer me siento satisfecha de mis logros y de lo que he podido construir para otras mujeres y de la educación que le doy a mis hijos respecto a las mujeres.
¿A lo largo de su carrera ha renunciado a algo, de acuerdo con los estándares de la sociedad, como ser mamá, tener una pareja, a su familia?
Es complicado responder de manera específica. Tengo la fortuna de laborar desde los diecisiete años en el sector público y durante mi trayecto profesional y personal, me he encontrado diversos obstáculos, que en algún momento dije, hasta aquí. Alguna vez tuve que renunciar a una institución, por una situación de acoso. Trabajas y buscas otra manera.
Es mamá, la política demanda tiempo, ¿cómo se organiza para asumir sus roles?
Es algo bien complicado, pero he tenido el apoyo suficiente de mi familia. Mi madre creía que la política sólo era para los hombres. Es complicado asumir tus roles porque se necesita tiempo, por ello no hay muchas mujeres en política. Las mujeres traemos una carga y principalmente son los hijos. Sin embargo, soy afortunada porque mis hijos nacieron en este ambiente, es decir, ya participaba en actividades políticas, crecieron en este ambiente. He tenido las redes de apoyo necesarias, en algún momento los hijos han tenido que acompañarme al trabajo, a la universidad, a una reunión política, pero también ha habido momentos en los que las abuelas, el papá, las hermanas, amigas, me han dicho “Tú ve, yo cuido a los niños”. Para mí es una gran fortaleza saber que mis hijos entienden mis actividades y que obviamente ellos son el principal motor.
¿Hemos avanzado en equidad?
Considero que nos falta mucho, [pero] sí hemos avanzado. Hoy los partidos políticos, por ley, ya dan el cincuenta por ciento de las candidaturas a las mujeres, la igualdad o equidad se da por ley. Estamos necesitando que se dé una igualdad sustantiva, es decir, la mitad de las candidaturas son para las mujeres, pero necesitamos que existan las condiciones para que ese cincuenta por ciento llegue al poder. Necesitamos que al igual sea por estructura, en la parte cultural nos hace falta mucho por cambiar. En lo personal he vivido experiencias que he tenido más apoyo de los hombres que de las mujeres, nos falta bastante por avanzar y por eso seguimos trabajando, para ello.

¿Ha vivido algún tipo de violencia?
Todos los tipificados en la ley en algún momento de mi vida. Me tocó vivir violencia psicológica, pero dije no, me voy por este lado, no quiero y se terminó. La violencia en el noviazgo, yo experimenté sin saber que era violencia, te cuestionan, de cómo te vistes porque provocas a los amigos de tu pareja; tampoco puedes ir a la fiesta si tienes novio, sin el permiso no vas.
Hemos crecido en una cultura donde la violencia es normal, nos han educado para obedecer, para servirle a nuestro hermano.
¿Desde su entorno qué se puede hacer para que las mujeres vivan en condiciones de verdadera equidad?
Necesitamos condiciones para que la igualdad sea para todos; para que lleguemos, necesitamos trabajar en el tema cultura, es complicado, sí necesitamos cambiar esta igualdad desde la estructura.
El algún momento de mi vida creí que podía empoderar a las mujeres con proyectos de capacitación y me respondió una mujer: “Quién te dijo que yo quiero aprender”.
Históricamente las mujeres siempre hemos trabajado y no lo hacemos como una cuestión de género o de igualdad, trabajamos por una necesidad, seamos madres solteras, casadas, viudas, separadas, nuestras abuelas trabajan en el campo, con nuestros abuelos para contribuir económicamente, muchas mujeres que dicen que se dedican al hogar, venden algún producto, hacen tortillas, lavan ajeno con la intención de llevar más dinero a la casa.

Las mujeres que tuvimos la oportunidad de estudiar, de ser profesionistas, trabajar en una empresa, dependencia, escuela o institución, además de buscar el empoderamiento, el objetivo es poder llevar más sustento a la casa. Hoy ya no estamos en ese tiempo, para vivir sólo de la aportación del hombre. Nuestra situación actual demanda que las mujeres podamos contribuir económicamente y llevar bienestar a la familia.
¿Qué aprendió de la emergencia sanitaria ocasionada por la COVID-19?
Fue algo bien complicado, nos cambió la vida para siempre, lo veo desde la parte educativa, nuestros niños están en casa, aprendiendo con una modalidad diferente, pero reclaman la convivencia con sus compañeros, el estar encerrados, el no poder socializar, de cierta manera afecta psicológicamente, porque los seres humanos somos afectivos.
No podemos paralizar todo, el campo siguió trabajando a pesar de la pandemia, tenía que producir, la gente no dejó de consumir. Lo único que puedo decir es exhortar a la ciudadanía a que sigamos cuidándonos.
Tres virtudes de las mujeres.
Comprometidas, responsables y trabajadoras.
¿Un defecto?
Ser rencorosas.
¿Cuál es su pasatiempo favorito?
Me gusta caminar en el campo, en la naturaleza y el estilismo.
¿Cuál es su palabra favorita?
Gracias; el ser agradecidos nos da más.
Marisol Fernández Muñoz
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Yazmin Zárate
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Fotografía: Federico Ríos Macías
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Melisa Ortega Pérez
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