
Un anónimo soldado español, un conquistador compañero de Hernán Cortés, despierta en una playa de Veracruz.
Está desconcertado.
Ignora por qué ha llegado a ese punto del tiempo. Confundido y desorientado, se echa a andar por la playa, ante la mirada atónita de bañistas y vendedores ambulantes.
Es así como empieza un viaje, en el que choca de frente con la violencia que azota a lo que él conoció como Nueva España, y ahora es México.
La escena forma parte de 499, el reciente documental del director mexicano Rodrigo Reyes, quien echa mano de los recursos de la ficción para retratar el actual clima social del país.
El papel del conquistador transterrado en el tiempo es representado por el actor español Eduardo San Juan Breña. Momento conversó con Reyes y San Juan durante la visita que hicieron al albergue La Sagrada Familia, de Apizaco, sitio de una de sus locaciones.
En 499 el espectador se asomará a historias como la de una mujer cuya hija fue violada y brutalmente asesinada, que además vio cómo uno de los asesinos pudo salir de la cárcel, gracias a la corrupción que impera en el sistema judicial mexicano; también conocerá a un migrante huido de su país azotado por la violencia y a un poeta que resiste en la defensa de su lengua madre, entre otras historias.
—¿Como nace la idea de hacer esta película?
–Rodrigo Reyes: Estamos aquí para presentar una película que realizamos junto con Eduardo, que se llama 499. La película narra las vivencias de un conquistador, que es transportado del siglo XVI al siglo XXI. En esa ruta tiene que escuchar los testimonios de personas sometidas a la violencia, no porque él tenga la culpa, sino porque participó en la violencia anterior a esta; empieza a ver las conexiones.
“El conquistador arranca desde Veracruz y llega hasta la Ciudad de México, a lo que él conoció como Tenochtitlan. En esa ruta va conociendo a familiares de periodistas asesinados, a una madre que busca a su hijo desaparecido, a un poeta indígena que trata de preservar su lengua y llega a Tlaxcala, a Apizaco, al albergue La Sagrada Familia.
“Ahí conoce los testimonios de nuestros hermanos migrantes sobre cómo ha sido su vivencia del éxodo. El conquistador tiene que confrontarse con esa crisis de refugiados que tenemos atravesando nuestro país”.
—¿Qué diferencia hay de aquella conquista con la de hoy?

–Rodrigo Reyes: Esa es la gran pregunta: ¿qué diferencia hay entre hace cinco siglos y la de hoy? En términos de violencia, qué diferencia hay entre la quema de conocimiento indígena a través de los códices mayas y el asesinato de un periodista.
“En el fondo de las cosas no creo que haya una diferencia fundamental, porque se está borrando la historia y se está reescribiendo e imponiéndose otra historia en un silencio.
“Cuando matan a un periodista, eso jamás se recupera. Ese miedo crece y México desgraciadamente tiene muchos periodistas asesinados. Así nos podemos ir con cada tema, incluyendo la violencia sexual, por ejemplo, sabemos que la conquista estuvo cargada de mucha violencia sexual.
“Hoy en día tenemos una crisis tremenda de feminicidios; el conquistador va comprendiendo y escuchando cómo se hacen estas réplicas de la violencia, sus formas son distintas, pero la esencia sigue siendo la misma”.
—¿Cuáles son esos retratos con lo que se encuentra en este recorrido?
–Eduardo San Juan Breña: Los retratos son casos particulares que representan lo que son, lo que Rodrigo quiso retratar de la violencia de México. No sé si aparte o ir uno a uno, creo que no sería importante hasta que no se vea la película, pero hay casos de desaparecidos, de asesinatos de periodistas, feminicidios. El caso que nos ocupa hoy, conseguimos retratar el caso de un migrante de Centroamérica que está subiendo a Estado Unidos a intentar conseguir refugio.
“Otro gran drama que sufre México que es común en otras partes del mundo, pues esta diferencia que hay entre países, económicamente hablando, hace que ese flujo de migrantes sea obligado para salvar su vida, irse de su tierra, dejar todo lo que tienen e intentar buscar solución en los países donde se supone se vive mejor.
“Quizás el drama sea que cuando llegan a esos países, su realidad no va a ser positiva como ellos creen”.
—¿Cuál es el mensaje de esta película?
–Eduardo San Juan Breña: La intención, más que hacer un documental al uso, es que se emplee el lenguaje cinematográfico para que ese lenguaje llegue de manera más orgánica; más que explicar, es exponer directamente los temas, siendo la premisa de este documental que el conquistador escuche y eso es lo que llega al público. Lo que se da a estas personas es una voz a través de esos testimonios, llegando de manera más orgánica hacia lo que es la empatía, que es algo común en nosotros.
—¿Cuál es el planteamiento ético de 499?
–Rodrigo Reyes: Es el acto de escuchar radicalmente, trasgresoramente, que el poder escuche. A menudo el problema de todo cambio social es esa parte de escuchar.
“Creo que el documental lo logra de raíz, sale a la calle y se preocupa de todo lo que sucede en el país. Con 499 inventamos un conquistador. Eduardo encarna un personaje que representa un bagaje simbólico que existe en México, el racismo, el clasicismo que aún perdura.

“Estuvimos hablando con un profesor de Cholula que nos dijo que la conquista sigue aquí; el pueblo sigue enfrentándose a esta conquista lingüística y cultural. Inventamos al personaje para captar esa realidad interior de la cultura mexicana y que dialogue su pasado con el presente para imaginar otro futuro.
“Desde el punto de vista ético trabajamos con las personas reales. Desde meses antes estábamos en contacto compartiendo la idea del documental, sin ese método extractivo que se ve mucho en las películas que raya en la explotación.
“Gran parte de la razón por la que estamos en el camino de Cortés, es que queremos ver a nuestros amigos, presentarles la película, ver sus reacciones, convivir con ellos. [No queremos] que se quede solo en sacar la película y vaya a festivales y a salas de cine, sino que se valide esa conexión humana que dio fruto a la película, porque al final colaboramos con esta idea y recibieron al personaje que encarna Eduardo y a mí”.
—¿Qué esperas del público?
–Rodrigo Reyes: Queremos que el público escuche que todos llevamos algo del conquistador dentro; es un espejo, en particular México, de cómo estamos continuando esta reinversión de la historia, de la violencia que ahora se reviste de otras formas, pero que en esencia es la misma.
“Es una película que incomoda, pero que a la vez inspira. Al verla, quedan fascinados con la belleza de México retratada. Hay un contraste entre la belleza del entorno y las acciones egoístas de los seres humanos que habitamos este lugar”.
—Habitualmente, cuando se realiza un documental, tenemos al director, la cámara y la realidad que quiere abordar, pero tú utilizas un personaje de ficción. ¿Cómo encaja este personaje para abordar la trama de la película?
–Rodrigo Reyes: La película comenzó con el concepto de traer a personas del pasado. Hace cinco o seis años, cuando se veía venir este aniversario, quisimos trabajar la idea, pero al investigar sobre el personaje más importante, nos dimos cuenta que no se trataba de Moctezuma, ni la Malintzi, sino que era el conquistador, porque en México es el villano de la historia.
“Quisimos traerlo para que no solo confrontara a México, sino también para que los mexicanos lo enfrentaran, porque es incómodo verlo, pero comienza a desmoronarse la idea de que fueron los españoles cuando escuchamos los ecos del presente. Fue genial conectar con Eduardo. Fue una gran suerte.
Eduardo San Juan Breña: Al proyecto entro un mes antes. Me contacta por correo electrónico Andrew, que es uno de los productores, invitándome a una entrevista con Rodrigo por video llamada.
“Allí me presentó el proyecto, se hizo una audición en línea y a partir de ser seleccionado tuvimos unas reuniones en ese mes, de cómo hacerlo. Fue interesante para mí conocer este proyecto, porque para un actor de ficción meterse en un documental así, sin dónde agarrarse, es un poco vertiginoso. Al final del mes conseguimos hacer un mapa emocional para tener una base para poder anclarme y desarrollarme, siendo parte de nuestro trabajo.
“De ahí nos lanzamos y fuimos construyendo un método de trabajo casi en el día a día del rodaje. Llegamos al sitio, veíamos cómo lo íbamos a hacer de forma orgánica, proponiendo las escenas e improvisando un poco en todo. Lo más importante era que el personaje escuchara todos estos testimonios, porque era a lo que no se podía cerrar, hasta que no escucháramos los testimonios. El personaje no podíamos cerrarlo completamente”.
—¿Cómo les enseñan la historia a los niños de España sobre ese periodo?
–Eduardo San Juan Breña: Te puedo contar cómo la aprendí yo. Tengo 49 años y supongo que estará cambiando; no te sé decir muy bien si han avanzado en ese tema.

“Cuando yo iba al colegio, se pasaba por encima, e incluso se enfocaba más en el momento en que llegó Colón a América en 1492 y poco más. [Se impartía] con el pensamiento de que fuimos a llevar el progreso, de toda esta propaganda que desde España de manera errónea se considera que somos herederos de todo lo que pasó hace 500 años, cuando mi visión tampoco fue así.
“Por supuesto que fue la corona española la que vino, impuso e hizo con más o menos acierto; la historia está ahí y hay que contarla como es. Creo que la visión de 499 tiene un buen tino en eso, porque no se enfoca en buscar culpables, pero sí hay que reconocer hoy, y en España no se reconoce como debía.
“En estos últimos años más personas estamos sabiendo que no fue tan bonito como nos lo contaron. Por ejemplo, a Hernán Cortés le conocía como un personaje importante, como Colón y poco más, pero es verdad que vamos internándonos en la historia y vamos sabiendo lo que pasó realmente.
“Para mí queda pendiente esa tarea en España y lo vengo contando estos días; para el territorio español también fue una época bastante oscura. Poquito antes de llegar aquí los conquistadores en sus naves, conquistaron la península también. Ese mismo poder no estaba instaurado, había otro reino, el árabe o musulmán, el reino de Granada. Además, había una mezcla de culturas que se permitía.
“En cambio, llegó este nuevo régimen y lo aplasto todo y empezó a hacer lo que pasó aquí también, a prohibir apellidos, nombres, tirar templos y construir los suyos encima. Yo he escuchado que muchos apellidos, por ejemplo, el mío, San Juan, tenía raíz musulmana, pero tuvieron que cambiárselo, porque si no iban directo a la muerte y por esa época pasó la Inquisición directamente”.
—¿En el documental se plantea que los seres humanos somos violentos por naturaleza y estamos condenados a repetir la historia?
–Rodrigo Reyes: ¿La tesis de Hobbes que decía “El hombre es un lobo contra el hombre”?
—Sí, el “Homo homini lupus”.
–Rodrigo Reyes: En absoluto estamos condenados a repetir la violencia. Somos nosotros los que construimos ese futuro; lo vamos construyendo y no pensemos más lejos, por ejemplo, en la dictadura que vivió España, en cómo se está luchando contra esa imposición del silencio, de nuestras propias experiencias de violencia aquí en México.
“Cuando yo nací ya se murmuraba de la corrupción, de los posibles secuestros y la temperatura ha ido subiendo, no se mantiene lineal. Si estuviéramos condenados, por qué fluctúan las cosas, ¿no?
“Yo creo que en el espacio mexicano tenemos este análisis psicológico que se sintoniza por El laberinto de la soledad, donde casi nos condena a repetir estos ciclos de alineación por nuestro origen frustrado. Estoy en completo desacuerdo con esa tesis que tanto me emocionaba cuando era joven, pero no hay nada que nos obligue a estar, así como país, tan inhumanos, tan indiferentes a construir estos silencios.
“Yo no comparto eso, creo que las personas que aparecen en 499 nos demuestran lo que es una resistencia y lo que es tener resiliencia para contar sus historias, para luchar, para insistir… y ahora que hemos regresado a este viaje agridulce, nos damos cuenta de que en algunos de los casos de nuestros amigos, sus casos no han cambiado, sus situaciones no han mejorado, no ha llegado la justicia y si yo creyera que estamos condenados a eso, ¿qué hago yo entrevistándoles y hablando con ellos?
“Justamente hay que combatir eso y decir: ‘Escucha’, y si después de escuchar, y si después de intentar conectar con tu entorno y con la realidad de otra persona, crees que es imposible, entonces adelante. Por eso la historia es poderosa y quieren controlarla, porque a partir de ahí construyes el origen, el pasado y el presente de un pueblo.
“Si impones esa actitud de ignorarnos, de ‘Prefiero no verlo y voy a hacer que mis hijos vayan a una escuela privada o tratar de blindarme’, que eso se ve mucho en México, o voy a revictimizar a las víctimas con etiquetas, criminalizándolas, sin saber o sin entender entre la comisión de un delito y la dignidad de un ser humano, eso también se ha extendido mucho en México. Lo he visto porque llevo haciendo películas sobre la violencia desde 2009. Lo he visto crecer todo este tiempo, desde el punto de vista como cineasta, como mexicano. Es de toda la vida”.
—¿Se ha agudizado más en estos últimos años, con la guerra contra el crimen organizado?

–Rodrigo Reyes: Claramente la guerra ha incrementado muchísimo. También ha incrementado otros tipos de violencia, desde la violencia feminicida o contra la prensa, hasta lo que vemos al día de hoy, que estamos aquí en el albergue La Sagrada Familia y vemos que la migración también es violencia; que alguien huya de su pueblo es tremendo para nuestros hermanos, pero nos hemos hecho indiferentes a eso.
“Te lo digo al haber escuchado a las personas a lo largo de este camino, el tema que une a todos es la indiferencia, que se enfrentan a un entorno muy indiferente. Quizás 499 es un poco una película anacrónica, ortodoxa, pero sacude muchas cosas, revela muchas conexiones que no estamos acostumbrados a ver o a interpretar. Ojalá que eso ayude al público a conectarse con otras realidades”.
—Como actor y desde el personaje que encarnas, Eduardo, cómo ves la situación de violencia que hay en nuestro país.
–Eduardo San Juan Breña: El personaje experimenta un viaje al enfrentarse a la realidad en la tierra en que se encuentra. Este personaje fue quien acompañó a Hernán Cortés en su viaje desde Veracruz a Tenochtitlan, la Ciudad de México que es ahora, y es verdad que el personaje queda impresionado viendo las consecuencias que su expedición trajo y experimenta un cambio.
“A nivel personal sí que impresiona. En España llegan noticias de que México es un país muy inseguro, que hay mucha violencia. Cuando alguien viaja hacia acá, le recomiendan no salirse de los canales turísticos, porque puede peligrar su vida. Realmente es así.
“Es verdad que un turista no tiene tanto peligro como una persona que vive aquí, porque están más protegidas en ciertos aspectos de la violencia, por el temor de que, si te metes con un turista, te pueda caer bien gorda, digámoslo así. Pero bueno, ese peligro también existe.
“Personalmente fue impactante. Me deja un sabor agridulce, puesto que México es un país riquísimo, tiene diversidad cultural, tiene un calor personal, se come muy bien. Tiene una riqueza intrínseca poderosa y que esté manchado por todos estos actos de violencia, te deja ese entre dos aguas”.
—En Historia universal de la infamia, Jorge Luis Borges cita la aparente compasión de fray Bartolomé de las Casas, quien, si bien defendió a los indígenas, tenía ideas cercanas a su época con respecto a otros grupos humanos.
–Eduardo San Juan Breña: Es verdad que defendía a los indígenas, quizás logró una empatía con ellos, incluso vio cómo eran sus costumbres y se acercaban más a lo que sería Dios o a lo que se entiende como dios, puesto que aquí los pueblos prehispánicos se veneraban de una manera muy respetuosa a lo que se podía considerar como Dios.
“Es verdad que no era la misma forma, pero un religioso en esencia podía llegar a empatizar mucho más con los pobladores de estas tierras, pero consideraba a los africanos como animales.
Rodrigo Reyes: Justamente la conquista de México no se dimensiona la importancia de ese acontecimiento en la historia universal. Yo diría que es más importante que la llegada de Colón, porque con la llegada a México se detona la escala masiva del colonialismo moderno.
“Los españoles fueron relevados por los ingleses, franceses, alemanes, pero en el tema de la esclavitud se detonó una hecatombe que duró siglos, explotando la cultura africana, las guerras locales y generando un comercio de seres humanos que no se compara en nada con la esclavitud que vemos en Roma, por ejemplo. Es un hecho tremendo con el que nos encontramos hace quinientos años. Se detonan fuerzas que siguen en pie hoy en día”.
—Exacto, uno de ellos es el racismo que vemos hoy en día en nuestro país. La cuestión del color es fundamental en nuestro país, una herencia de la estructura colonial: entre más blanco seas tienes derecho a estar arriba en la pirámide y entre más oscuro seas, harás los trabajos que ni los negros quieren hacer, como alguna vez dijo Vicente Fox.
–Rodrigo Reyes: Sí es nuestra responsabilidad hacernos cargo de esa herencia. No nos toca a nosotros quedarnos en la crítica de lo que los españoles nos hicieron y cambiemos el nombre de la Noche Triste por el de la Noche Victoriosa. Bien, ¿pues qué estás haciendo por los pueblos originarios? ¿Qué estamos haciendo por ellos a nivel sociedad?

“Todos participamos del prietismo y del clasismo de nuestro país, entonces hay que tener eso claro, la historia no está ahí para reconfortarnos. La historia debe ser incómoda, debe movernos a cuestionarnos. Hemos continuado con muchos errores y muchos dolores.
“El capitalismo te da mercado de todo. En México hay mercado de violencia; es muy barato matar a una mujer en México. Hemos generado una economía del dolor en nuestro país”.
Eduardo San Juan Breña: Personalmente, pienso que el capitalismo, por su estructura, crea una división y crea el enfrentarnos unos a otros. Creo que está en la base de una competitividad tan agresiva que produce el capitalismo. Hace que te mires más el ombligo, porque si no pisas, te va a pisar alguien. Esa filosofía es muy peligrosa.
“Aparte, la forma en que está instaurado en el mundo, los países que tienen mejor nivel de vida se están aprovechando de los países que no tienen mejor nivel de vida. Eso se lo permite el sistema capitalista.
“El capitalismo no valora otra cosa que el dinero. Da igual las personas, el agua, la tierra que nos alimenta. Si podemos sacar más beneficios, la vamos a arrasar. Lleva cien años impuesto en el mundo y que debería haber dado sus frutos. Puede que no sea el único problema, como ha dicho Rodrigo, pero sí plantearnos por qué no funciona.
Yassir Zárate Méndez
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Fotografía: Federico Ríos Macías
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