Publicada Diciembre 2007 Edición 1
Juan Leonardo Escutia Medrano
La Navidad es una de las fechas más esperadas de todo el año. Para los niños y los adolescentes significa estar en casa sin escuela, para las abuelas y las mamas representa una atareada mañana en la que se prepara el pavo, la pierna de puerco, lomo relleno, los romeros, ensalada de todas las frutas para acompañar y el ponche para los más chiquitos. Según los gustos, preferencias y recursos de cada quien, la cena, los adornos y los regalos no pueden faltar. Tradicional mente, la familia se reúne para convivir y celebrar el nacimiento de Jesús. Para ello, el nacimiento se prepara alrededor de dos semanas antes. En las frías calles de la ciudad se puede ver un desfile de santos, Reyes Magos, figuras de José, María y el pequeño niño en todos los tamaños y para el presupuesto de todos.

Si, la Navidad es una fecha emocionante. ¿Pero, usted sabe de dónde viene?
Ni los evangelios ni ningún documento histórico o religioso hacen referencia a la Navidad, excepto de Mateo y Lucas donde se encuentra únicamente la ubicación del alumbramiento de Jesús. Sin embargo, en la interpretaci6n de las fiestas sagradas se dice que Jesús seria muerto el mismo día en que el Arcángel concibió en el vientre de María a Jesús, el 25 de marzo y por ello es el 25 de diciembre la fecha de su nacimiento.
A partir de las interpretaciones dadas, San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianceno proclamaron el 25 de diciembre como fecha de la Natividad. Desde aquel entonces, la iglesia católica absorbió algunos rituales paganos que se convirtieron en símbolos navideños que llegan hasta nuestros días. Por ejemplo, los nórdicos celebraban un ritual a sus dioses colgando sus escudos de batalla en las ramas de los árboles. La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días en medio de carnavalescas y bulliciosas fiestas, que poco tienen que ver con el espíritu de la Navidad. Al mismo tiempo, pero al norte de Europa, los pueblos tenían una celebración en común conocida como Yule, que consista en quemar troncos adornados con ramas y cintas multicolores en honor a los espíritus del invierno.
Una vez incorporados los elementos paganos a la celebración cristiana, la Iglesia fue añadiendo los villancicos, el banquete y la celebración específica del nacimiento. Solamente la clase noble de la Edad Media tenía permitido la celebración de la Navidad, aunque en algunos feudos las celebraciones llegaron a ser comunales.
“La Navidad tal y coma la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX.
Por desgracia, en 1552 los puritanos prohibieron la Navidad argumentando que se trataba de una celebración pagana. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.
La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de Navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos más, por lo que en esencia la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX. Las tarjetas de Navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Landres en 1846.
LA NAVIDAD LITERARIA
La Navidad como elemento literario surgió alrededor de 1840 pero fue la obra del autor británico Charles Dickens la que dio impulso mundial a una tradición surgida en la Edad Media. El cuento tiene como personaje a Ebenezer Scrooge, una persona avara y tacaña que no celebra la fiesta de Navidad a causa de su solitaria vida y su adicción al trabajo. No le importan los demás, ni siquiera su abnegado empleado Bob Cratchit, sóIo se importa a sí mismo.
Un día, en su casa, Scrooge recibe la visita de un espíritu misterioso que resulta ser el de su mejor amigo y socio Jacob Marley, quien desde el más allá le anuncia al avaro una tenebrosa profecía acerca de su futuro y le anticipa la llegada de los tres espíritus de la Navidad. Scrooge no se asusta y desafía la predicción.
Previo a la Navidad aparecen los tres espíritus navideños: el del Pasado, que le hace recordar a Scrooge su vida infantil y juvenil llena de promesas, melancolía y añoranza antes de su adicción por el trabajo; y su desmedido afán de enriquecerse.
El del Presente hace ver al avaro la actual situación de la familia de su empleado Bob Cratchit, que a pesar de su pobreza y de la enfermedad de su hijo Tim, celebra la Navidad.
Luego el Espíritu le muestra como todas las personas festejan la Navidad, incluso el sobrino de Scrooge, Fred, celebra la navidad de una manera irónica pero alegre (debido a que los invitados no quieren la presencia del avaro) el bondadoso sobrino expresa sus deseos por el bienestar de su tacaño tío. Al final el espíritu muestra a un par de niños de origen trágicamente humano: la ignorancia y la Miseria; posteriormente el espíritu desaparece inmediatamente a la media noche. El Espíritu del futuro, mudo y de carácter sombrío, le muestra lo más desgarrador el destino de los avaros: su casa saqueada por las pobres, el recuerdo sobrio de sus amigos de la bolsa de valares, la muerte de Tim Cratchit, la bancarrota de su sobrino Fred y lo más espantoso: su propia tumba, ante la cual Scrooge se horroriza finalmente e intenta convencer al espíritu de que está dispuesto a cambiar si le invierte el destino. Al final, el avaro despierta de su pesadilla y con un espíritu renovado de alegría, solidaridad y esperanza, la crueldad de Scrooge se ve transformada en la bondad que anida en los corazones en esta época.
LA NAVIDAD EN AMERICA LATINA
En Occidente se celebra la misa de gallo en iglesias y catedrales y en los países de América Latina, de arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
En el caso de los reyes magos, sus figuras se han trasladado desde el Evangelio de San Mateo (Mt 2, 1-12), que cuenta de unos Magos que vinieron de Oriente buscando al nuevo rey que habría de nacer. En las escrituras no se abunda mucho sabre su origen, su personalidad, sus rasgos, ni si quiera sus nombres. Se asume que eran «sabios» o astrónomos, llamados en aquella época coma «magos «, parque venían siguiendo una estrella que presagiaba la llegada del nuevo rey. En todo caso, del hecho bíblico se desprende la hermosa tradición plagada de simbolismo, gracias a la cual los niños en México y en general en todos los países latinoamericanos reciben el 6 de enero, regalos y obsequios de diverso tipo que en la merienda de ese día se ven culminados con la partida de rosca de reyes.
LA NAVIDAD EN AMÉRICA LATINA TIENE UNA RAÍZ CLARAMENTE CATÓLICA
No podemos dejar de lado la presencia del rubicundo personaje que representa Santa Claus, que, aunque tiene un origen igualmente serio en San Nicolas, sin embargo, resulta peculiarmente notable pues la hegemónica dependencia cultural y comunicacional que sufren los países como México, hacen que el ya archirreconocido gordito risueño, sea un eterno jaque a las tradiciones que nos son más propias por nuestra historia e idiosincrasia. En efecto, aunque se crea en el espíritu universal de la Navidad, lo cierto es que debiéramos preocuparnos más por educar a nuestros hijos en las tradiciones que nos son propias. Tal vez así no solo estaremos más cerca de nuestro verdadero origen, sin que nos defenderemos más adecuadamente del embate consumista de estos días. En todo caso, recordemos que estas fiestas, son una excelente ocasión para reunirnos con nuestros seres amados y con generosidad y benevolencia hacia todos las que nos rodean, una noche de paz y de concordia, una verdadera y hermosa Noche Buena.
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Foto: Archivo Revista Momento
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