
Es común escuchar la expresión “Qué pequeño es el mundo”, ¿pero realmente debemos tomar como verdadera esa expresión? Nuestra sociedad se caracteriza por estar cada vez más conectada, especialmente a través de los servicios y productos que ofrece internet; es entonces difícil no pensar en lo pequeño que se ha vuelto el mundo.
La percepción de esta pequeñez se instala principalmente al vivir procesos donde el tiempo y el espacio parecieran reducirse o simplemente desaparecer. La revolución tecnológica nos ha permitido, al menos en los últimos 30 años, superar las barreras para comunicarnos e interactuar con otros; por tanto, sí, el mundo es pequeño. Pero, ¿cómo explicar y entender lo pequeño de nuestro mundo a través de una teoría multidisciplinaria?
La teoría de los Seis grados de separación, desarrollada por el psicólogo social Stanley Milgram en 1976, nos ofrece una explicación y es utilizada en la actualidad multidisciplinariamente por matemáticos, economistas, científicos sociales, biólogos e incluso en la medicina, para prever, por ejemplo, el desarrollo de enfermedades a nivel global. Los invitamos a conocer un poco acerca de la teoría de los Seis grados de separación.
En 1976, Stanley Milgram realizó un experimento peculiar. Milgram mandó cartas a personas en Kansas y Nebraska, indicando que debían reenviar la carta a conocidos, tal que el destinatario final debía ser un corredor de bolsa en Boston.
La teoría de los Seis grados de separación afirma que es posible contactar con cualquier persona del planeta, usando un máximo de cinco intermediarios. Seis, si contamos al destinatario. De ahí el nombre de Seis grados de separación.
La teoría parte de la idea de que cada persona conoce de media a unas 50 o 100 personas, contando familiares, amigos y conocidos. Ahora con internet este número ha crecido, pero antes de las redes sociales esa era la media.
Supongamos que una persona tiene 100 conocidos. Cada uno de ellos conoce a otras 100 personas, así que, con solo dos grados de contactos, es decir, tus amigos y los amigos de ellos, puedes contactar con 10,000 personas. Esas 10,000 personas conocen a otras 100 cada una, así que el siguiente grado abarca a 1,000,000 de personas. Si cada una conoce a otras 100 tenemos 100 millones, y en un quinto nivel, a 10,000 millones de personas, que obviamente superan los 7,700 millones de habitantes de la Tierra. El sexto y último grado abarcaría a un millón de millones de personas.
Además, ahora con internet la mayor parte de las personas conocen a más de 100 personas, y la red de amigos se extiende a todo el mundo, no solo a tu círculo regional.
En los años 50, Ithiel de Sola Pool, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y Manfred Kochen, de IBM, utilizaron ordenadores de la época para demostrar esta teoría matemáticamente. Pero tras años de intentos con diferentes ecuaciones, no dieron con la solución, ya que las variables son muchas: no se sabe cuántas personas solitarias hay que no tienen conocidos o apenas unos pocos; cuántas poblaciones aisladas tenemos; qué influencia tiene que una persona sea más o menos famosa.
El experimento del mundo pequeño
Uno de los experimentos más famosos para demostrar la teoría lo efectuó el psicólogo Stanley Milgram, en 1976, y es a él a quién le debemos el planteamiento de esta interesante teoría. Milgram seleccionó personas al azar y les pidió que enviasen una postal o un pequeño paquete a desconocidos situados en la otra punta de Estados Unidos, a miles de kilómetros, con la condición de que solo podían entregar el paquete a un conocido que tuviera la mayor probabilidad de acercarlo a su destino. Y ellos deberían hacer lo mismo.
Era un experimento difícil porque los sujetos de prueba eran elegidos al azar, y muchos no estaban dispuestos a colaborar, o algún integrante de la cadena se negaba. Fue así como 232 de los casi 300 paquetes enviados no llegaron a destino. Pero con los 64 paquetes entregados, la media de intermediarios variaba entre las 5,5 y las 6 personas. El experimento no se considera válido precisamente por el gran porcentaje de paquetes perdidos, pero el hecho de que los que llegaban lo hacían con los 5 o 6 intermediarios de la teoría, causó un gran debate. La prensa comenzó a usar el término “seis grados de separación”, y se convirtió en su nombre oficial.
En 2003, la Universidad de Columbia logró reunir a 100,000 voluntarios que crearon más de 24,000 cadenas de correos electrónicos para intentar contactar con 18 personas situadas en 13 países. Solo el 0,4% de estos voluntarios lograron contactar con ellas, y en algunos casos con 8 o 9 intermediarios, aunque la mayoría usaban menos. Tampoco se consideró un experimento válido por el gran número de fallos, y porque estaba demasiado centrado en una red prefabricada como es el correo electrónico.
Pero hay que tener en cuenta que estos fallos se debían a que alguien de la cadena no tenía interés y se negaba a buscar un contacto, pese que podría tener un contacto válido. No fallaba la teoría, sino el interés de las personas por demostrarla.
Es la Word Wide Web la que hace válida la teoría
Las redes sociales son el gran aliado de los Seis grados de separación, porque son una forma práctica de demostrar su planteamiento. Todos hemos visto docenas de casos de gente que ha encontrado a familiares y amigos perdidos durante décadas, gracias a las redes sociales. Incluso existen plataformas de gran éxito que se apoyan en esta teoría. Es el caso de LinkedIn.
LinkedIn se basa en esta misma idea: poner en contacto a profesionales, a través de tus propios contactos. Añades a tus compañeros de trabajo, jefes y otros contactos a la red, ellos añaden a los suyos y todos quedan conectados, estableciéndose nuevas relaciones e interacciones.
De seis y a menos grados de separación
La cada vez mayor conectividad de Internet ha llevado a muchos a formular una nueva teoría: la de los Cuatro grados de separación. Y los datos les dan la razón.
En 2011, Facebook intentó demostrar la teoría en su estudio “Anatomía de Facebook”. Conectó a los amigos de sus 721 millones de usuarios (casi el 10% de la población mundial), para comprobar cómo se enlazaban entre sí. El 99,5% de los usuarios de Facebook se conectaban entre sí con solo 5 grados de separación.
En 2016, con 1,600 millones de usuarios, los grados de conexión bajaron a 4,5. Es un estudio lo suficientemente grande como para comenzar a dar validez a la teoría.
Cada vez más interconectados, ¡qué pequeño es el mundo!
Sea solo una teoría o una realidad, y pese a que algunos líderes políticos se esfuerzan en estos tiempos en levantar barreras entre pueblos y países, lo cierto es que cada vez más estamos conectados con el resto de las personas que habitan el planeta. Y gracias a tecnologías como la red 5G o internet vía satélite, esta interconexión no va a dejar de crecer.
Y como versa el antiguo refrán, “el mundo es muy pequeño”, y al final “todos estamos conectados”.
Ariadna Serrano Juárez
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